Trichet y el rey desnudo
Trichet nos recuerda la fábula del rey desnudo. Trataba de un monarca que quiso saber qué súbditos eran realmente honestos. Para ello propaló que había la maldición de que los deshonestos siempre le verían desnudo. Y desde entonces el rey se presentó siempre en público efectivamente sin ropa... ¡sin que hubiese quien se atreviese a mencionarlo.., no fuese a ser que se le descubriese víctima de la maldición anunciada! Hasta que llegó un lego y le dijo: "Majestad, ¿por qué va desnudo?" Y el rey le dice: "¿Acaso no sabes la maldición que recae sobre los deshonestos, y por la cual siempre me verán desnudo?" A lo que el lego repuso: "Pues tan seguro es, Majestad, que soy honrado, como que Su Majetad va desnudo". Y es que uno, al menos, era realmente honesto.
Con Trichet pasa parecido: diríase que tantos hay tan inseguros de saber algo, que nadie se atreve a denunciar el engaño de que "hay que subir los tipos de interés para reducir la inflación" (cuando lo cierto es que subir los tipos desboca la inflación y provoca recesión) por temor a ser tachados de ignorantes... cuando el único ignorante (¡como poco!) es el propio Trichet cuando blande aquella solemne falsedad como axioma incuestionable...
¿Es que no hay economistas con honradez bastante como para mandar a su casa, de una vez, al tiránico Trichet que alardea de hacer lo que le viene en gana..., y está, sin freno, enviando al paro a millones de personas... (¡éstas sí!) honradas?
Prof Dr Fernando Enebral, UCM, Facultad de CC.EE.
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