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Reflexiones pluridisciplinares sobre la actualidad reseñada en los medios de comunicación

domingo, 4 de junio de 2017

Donald Trump parece querer completar ahora sus rasgos paranoicos con esquizofrénicos que le impiden percibir los riesgos del cambio climático




 
 
En la celebración del Día, 5 de junio, Mundial del Medio Ambiente, recordaremos que el 18 de septiembre de 1976 publiqué en la revista Blanco y Negro, del diario “ABC”, un artículo [que adjuntamos como imagen] sobre ciclones atlánticos que ese verano derivaron hacia Europa y hasta provocaron un accidente aéreo con 68 muertos en las Azores.

Y ya entonces advertí los gravísimos riesgos que suponía el calentamiento global provocado por el anhídrido carbónico y demás contaminantes que impedían el enfriamiento nocturno de la Tierra y causaban con eso un creciente recalentamiento al partir cada mañana de temperatura más alta que las de días precedentes.
                             
De eso se seguiría el deshielo de los casquetes polares y, al disminuir el peso de ese hielo sobre sus placas tectónicas, era inevitable que éstas ‘se moviesen’ y desatasen así grandes terremotos y hasta ‘el vuelco’ del eje de rotación del planeta  (tal como ya había sucedido en anteriores periodos geológicos), barriendo de la faz de la Tierra a miles de millones de habitantes.
 
Pues, por desgracia, esas advertencias se han cumplido, y ahora hay terremotos asoladores  --con  maremotos anejos--, como el último de Japón  --que costó más de 160.000 millones de dólares en pérdidas--, e igualmente se han comprobado, tras alguno de éstos  --como en el de la costa andina-- , aumentos del cabeceo del eje dicho.

Y conforme ya explicábamos también hace más de 40 años, la consecuencia más inmediata de ese calentamiento global era que  NO se hacía de forma  homogénea, SINO que, por la diferente inclinación con que los rayos solares caen sobre la superficie terráquea, era acumulativamente muy superior en el Ecuador respecto de los Polos. Con lo cual se OBLIGABA a que la mezcla de temperaturas entre ése y éstos se tuviese que hacer YA NO mediante un régimen ‘laminar’ (a través de rizos de fricción a lo largo de los paralelos), SINO de forma fuertemente ‘turbulenta’, mediante grandes ‘espirales’ que llevasen el aire caliente hasta las zonas polares, y frío desde éstas a la ecuatorial.
El resultado es convertir las lluvias mansas en aguaceros torrenciales que todo lo arrasan…, y seguidos de sequías sofocantes.

En estas condiciones, las cosechas habituales sufrirían grandes daños, y las pérdidas por catástrofes naturales  --que hoy el Banco Mundial llega a cifrar en 520.000 millones de dólares anuales de pérdidas, es decir, alrededor de unas 30 veces más que el PIB anual de EE.UU., de unos 17.000 millones según estimaciones recientes--, se dispararían.
 
Ésta es la pura realidad, querido Trump. Y por muy Presidente que usted sea, no la podrá cambiar ni podrá persona alguna en este mundo  --permítame que se lo diga con tal claridad--  rebatirme el razonamiento. (Va de reto, desde luego).

Entonces, querido Donald, ¿qué consigue usted con negar esta pura realidad?

Créame que  me duele muchísimo tener que advertirle que con negar la realidad, usted se está postulando a añadir, a sus ya alarmantes perfiles de engreimiento y autoritarismo paranoico, el clásico defecto patológico de la esquizofrenia: la incapacidad para percibir e insertarse en el entorno: en la pura y cruda realidad. Que ¡‘es como es’!; y que sólo conociéndola y aceptando que existe, es como podremos influir luego sobre ella, para corregirla y mejorarla…

Pero hay que partir siempre de lo que hay. De nada sirve ‘inventarse’ lo que NO hay.


Dr. (Prof.) Fernando-Javier Enebral Casares