Informe sobre la economía en España: La inexorable Ley de Peter y el Fondo Monetario Internacional
Es abrumadoramente cierta
la Ley de Peter
que dice: “Los profesionales tienden a alcanzar, con sus
ascensos, su máximo nivel
de… ¡incompetencia !”. ¿Por qué?. Muy sencillo.
Supongamos que X es
capaz de desempeñar las tareas A, B, y C
correctamente. Y supongamos que le encargan de la tarea A. Evidentemente, como la hace bien y se aprecia que puede ‘algo
más’, sube de puesto para ocuparse de las tareas A y B. Pero como también se
desenvuelve bien en ellas, es nombrado para al cargo siguiente: asumir las tareas
A, B y C que sabía hacer. ¡Estupendo!
Pero ¿qué pasa si, porque lo está haciendo bien atendiendo a A, B y C, vuelven a ascenderle para manejarse ahora con A, B, C y D? Pues que, como no sabe lo bastante de la tarea D, renquea en el cargo y, por tanto, ya no piensan en él para nuevo ascenso: ha alcanzado su máximo nivel de ‘incompetencia’, y ahí se queda.
¿Qué tremendas consecuencias
sociales y técnicas tiene esta inexorable Ley de Peter? Pues que llegan a
los altos cargos quienes NO están ya capacitados para ellos. Y la comunidad humana, entonces, termina
regida por ‘incompetentes’ de
campeonato.
¿Remedio? Ascender NO SÓLO a quienes simplemente hacen bien su cometido,
SINO a aquéllos que, por su inteligencia y su preparación SOBREABUNDANTE (por ejemplo, ‘pluridisciplinar’), garanticen que
incluso el cargo más alto existente se les QUEDA CORTO aún para sus posibilidades.
Y que, por tanto, en ese máximo puesto, sabrán rodearse de ‘especialistas’ que
ejecuten labores concretas que… ‘el jefe’,
¡porque anda aún
MUY SOBRADO de saberes y cualidades!, va a
coordinar con
coherencia y con creatividad: es decir, descubriendo las oportunas ‘asociaciones
de ideas’
con los datos ‘sectoriales’ que los especialistas le aporten, para alumbrar nuevas hipótesis que resuelvan
las incógnitas o problemas que aún subsistan.
Desafortunadamente, éste
no es aún el sistema que la Humanidad
practica. ¡Y así nos va!
Por ejemplo: tenemos el caso del FMI
(Fondo Monetario Internacional) donde, sin duda, habrá eminentes ‘economistas’… pero que no pasan de ser meros ‘especialistas’ en lo suyo. Y ¿qué sucede si a éstos les
hacemos caso, sin más, en lo que digan sobre la salida de la crisis en España? Pues que probablemente, metiendo sus dictados en una computadora, PARECERÁ que están acertando, pero…
¡Nada tan falso!. Porque la realidad es muy imbricadamente
compleja, y NO se reduce a cálculos
SÓLO monetarios, por ejemplo…
Así, y según leemos en la prensa,
el FMI ha cargado su
computadora con datos y ha ‘descubierto el Mediterráneo’: si
bajamos los sueldo, quitamos las pensiones, reducimos la asistencia sanitaria
para que muera antes la gente, y nos aseguramos ‘seguir
en el machito’ gracias a entontecer
a la población mediante escatimarle enseñanza y educación, pues… la ‘economía’
(y especialmente la ‘de
ellos’, claro) florecerá.
Pues miren ustedes, señores (o señoras) del FMI: nosotros no somos grandes ‘especialistas’,
pero sí somos lo bastante ‘pluridisciplinares’ para regirnos por un sentido común
que ‘coordina’, y con ‘coherencia’, las múltiples variables que en la convivencia
eficiente y en justicia (y, gracias a esto, en prosperidad y paz) intervienen en el quehacer cotidiano de los pueblos. Y lo que ustedes dicen, NO
nos cuadra.
Porque bien estaría que bajaran los
sueldos de tantos parásitos (como ustedes mismos, quizá) que se han ‘establecido’ confortablemente gracias a la inexorable Ley
de Peter antes explicada: porque sus sueldos son francamente excesivos
y completamente injustificados para
el rendimiento que ustedes ‘devuelven’
(que es lo que habría que valorar) a la comunidad
humana: ustedes no pueden estar ‘devolviéndonos’
3 y cobrando 3 millones. Pero que… ¿bajen los sueldos a la
muchedumbre de trabajadores gracias
a los que ustedes viven tan bien como viven?. Francamente NO.
Y ¿quitar las pensiones? TAMPOCO. Las pensiones son… ¡lo menos con lo que la comunidad puede agradecer a alguien que se haya estado dejando
la vida, día a día, con su trabajar, para que todos pudiéramos intercambiarnos
resultados con los que ampliar algo más nuestras tremendas limitaciones existenciales!
Pero... ¿quitarles
a ustedes, y otra gente similar, por ejemplo, sus fastuosísimas pensiones…
por nada haber hecho sino, en muchos casos, incordiarnos a todos? ¡Por supuesto que sí ! Empiecen, pues, también en esto, por las suyas.
¿Y la sanidad? ¡Claro: como ustedes viven tan
muellemente y, en cuanto tienen alguna ‘gotera’, pueden ‘comprar’ todo un
hospital, ¡el mejor del mundo!, para que se la restañen!... ¡Vivan en una
choza; coman escasa e insípidamente; trajinen de sol a sol con sus manos
o --si fuesen capaces; cosa que, por lo que se ve, lo dudo-- con su cerebro; cúbranse
de preocupaciones sobre cómo ayudar a cuantos necesitados transiten por su
derredor; y renuncien a amartillarse un futuro dorado…! ¡A ver si, después, siguen pensando que sobran atenciones
sanitarias!
Y ¿subir el IVA a productos
de primera necesidad? ¡Claro! Como… ustedes no comen pan sino confituras, ni compran libros porque se los regalan, ni gastan gasolina
porque les sale gratis, ni van al mercado porque frecuentan restaurantes, ni pagan
medicinas por lo bien que viven,
ni… ¡pues… ¡que suban el IVA!!
En cuanto a la enseñanza y la educación, ya está dicho que reducirla suena a vil coartada para
tener al resto del mundo fácilmente esclavizado. Sobre todo si, de
paso, hunden a los jóvenes en la ciénaga del hedonismo sexual para que ya sólo piensen en la ‘monta’ zoológica; o en la desesperanza que lleva a la drogadicción
y, mediante ella, al servilismo de los
transformados así en zombis
errantes…
¡Renuncien ustedes a
sus sueldos! ¡Renuncien
ustedes a sus presentes y futuras
pensiones o prebendas! ¡Renuncien ustedes a
sus fastuosas mansiones y exultantes lujos! ¡Renuncien a su cohorte de
alquimistas y cirujanos con quienes disfrutar del PNB (Producto Nacional Bruto) labrado por millones de auténticos
trabajadores! ¡Renuncien a viajes
oficiales y en jets privados! ¡Consuman sólo lo que es de primera necesidad! ¡Y déjense
de creerse los ‘sabios de Grecia’, y pónganse, con humildad y con
coraje, a seguir estudiando
para sacar realmente adelante lo mejor posible a todos los humanos!... y… entonces, ¡veremos a ver! si siguen recetando simplismos tan necios.
Pero, entre tanto,
permítanme que, con toda cordialidad pero también toda contundencia, les mande a
paseo.
Javier
de Fernando sr
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