Castigar las trampas de Sebastian Vettel en Brasil, o de quien sea
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Es bien sabido que este modestísimo blog siempre
defiende la más estricta limpieza y
vigilancia de ella en las competiciones deportivas, por cuanto que deben
tomarse como espejo de honor, justicia y aprecio
de las virtudes humanas de los
demás.
En esta línea tenemos que hacernos eco del
lamentable suceso que ha protagonizado Sebastian
Vettel en la última carrera de Fórmula-1 en Brasil, donde el piloto Jean-Eric
Vergne, de la escudería Toro Rosso filial de la Red Bull a la
que pertenece Vettel, le cedió el paso
pero en un tramo en el que estaba prohibido
el adelantamiento por blandirse
banderas amarillas de riesgos en pista. Este adelantamiento supone una infracción grave de las normas que
rigen en estas competiciones, y que se
sanciona con veinte o más segundos de tiempo sobre el empleado en la
carrera. De aplicarse tal sanción, Vettel retrocedería dos puestos en la llegada
(de sexto pasaría a ser octavo) y con ello perdería el campeonato de este año.
Pues lo sentimos. Pero las reglas de juego hay que cumplirlas a rajatabla en el deporte, igual
que las drogas tampoco
pueden consentirse.
Las
trampas, sean de la índole que
sean (da igual que sea dopaje o
saltarse las normas), deben penalizarse sin contemplaciones y
con dureza. Para todos. Y en el vídeo de la carrera se percibe, sin ni
la más mínima duda (al menos, en personas honestas), que Vettel adelantó a Vergne en un tramo prohibido.
Por tanto, sería extremadamente vergonzoso, y la FIA, Red Bull, y el propio Vettel
quedarían a la altura del más negro
y fétido betún, si el Comité de Competición, Comisarios
de Carrera, o quien tenga competencias respecto de imponer sanciones, no
adopta una resolución ejemplar
para cortar de raíz cualesquiera
trampas en este deporte tanto como en cualquier otro.
Ya fue
escandaloso que el famoso gol de Maradona metido con la mano, o el otro de Messi contra el Español el 9 de junio de 2007 (véase
nuestra notación del 10 de junio en este blog) también logrado con la mano, hayan quedado
impunes y esos jugadores no fuesen apartados de las canchas por su comportamiento indigno en un deportista
y en un profesional. Esperemos que la Federación
Internacional de Automovilismo no
se cubra de oprobio haciendo la vista gorda frente a esta flagrante trampa de Vettel, introduciendo la duda repugnante de si el Mundial de Fórmula-1 está comprado
o vendido por éste o aquél.
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