Magistrados que se muestran analfabetos parecen amigables con revivir hoy día las piras medievales
Es sabido que el silencio
de este blog es debido a sufrir diversos ataques por los que pasa difíciles momentos de soledad y agobio de tiempo y otros.
Sin embargo, hay noticias
de actualidad que claman a los cielos y los infiernos conjuntamente
--haciendo con ello buena, dígase de paso, la verdad
filosófica de la inexorable piña que forman
todas
y cualesquiera existencias
que no lo sean por sí mismas, sino de algún modo ‘participadas’ desde la que sí que ‘existe por sí misma’--; a
los cielos y a los infiernos, decimos, con fuerza tal que nos es imposible no
hacer uso de nuestro legítimo derecho
a expresar --¡en esto sí!-- crítica, incluso acerba, de personajes tan aparentemente
carcomidos por lo sectario, que hasta
parece que añoran los modales
medievales de quemar a quienes les
caigan mal, y aun de hacer propaganda, por diversos medios o modalidades, de ése su afán pirofáctico.
(¿Hay algo más ‘antiecológico’
que hacer apología --por muy simbólica que se pinte-- de piromanías?)
Nos referimos a esos magistrados
mal togados --pues que nos muestran no saber ni leer-- que ‘sentencian’ (si por ellos fuese) que
ninguna injuria es el quemar el retrato ¡y boca abajo! de alguien
en una plaza pública, sino encomiable expresión de libertad
de expresión… ¡Válgannos todos juntos cielos e infiernos
--como decimos-- si quemar la imagen ¡boca abajo (además)! de
alguien y en plaza pública no es “acción que lesiona la dignidad de otra persona,
menoscabando su fama o atentando contra
su propia estimación”, que es
como literalmente define la injuria el Código Penal
en su artículo
208 vigente!.
¿O es que estos ‘supuestos’ magistrados --pues que más
que serlo, aparentan ser, como se ve, analfabetos
voluntarios-- sólo entienden ese
catalán ‘cafre neandertalensis’ del que abominarían cualesquiera auténticos catalanes que con su cultura
honran a la Humanidad y, por tanto, también a España?
¿Qué dirían si ellos y sus dulces y, sin duda,
santas parejas, viesen
cómo sus retratos era quemados cabeza abajo ante populacho
enfebrecido por
consignas de azuzamiento… que tan paranoica y exitosamente ya empleó Adolfo Hítler y otros salvajes enloquecidos?
Hay, sin duda, muchas formas de hacer o ponerse
en el
ridículo intelectual más espantoso…
Pero ¡miren ustedes por dónde que así, a bote pronto, no se nos viene
a la mente ninguna que ni
tan siquiera iguale a ésta recién --y hasta parece que ufanamente-- practicada por ¡mal llamados! --por lo dicho-- magistrados del cuarteto… ¡mal llamado! --por medieval-- ‘progresista’ y al cobijo del ¡mal llamado! ‘socialismo’ --en vez de cutre
‘oportunismo’-- de Pedro Sánchez, incapaces de distinguir una injuria
cuando la tienen ante sus napias!...
El ecologista implacable
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