No tan fiero contagio del ébola como algunos alarmistas venden
El virus
del ébola es de MUY DIFÏCIL contagio.
Y ya va siendo hora de dejarse de alarmismos
con los que ‘hacen su agosto’ los de siempre que toman pretextos así para estar ‘en los papeles’, y porque
la
telebasura les acoge y les airea como de ningún otro modo pudieron
soñar que les sucediese.
El
ébola sólo se contagia por intrusión,
en nuestro organismo, de fluidos orgánicos
del enfermo: saliva, sangre, linfa, orina, heces, vómitos, semen, secreciones vaginales,
nasales (mocos) y de oído y garganta (otorrinolaringológicas),
bronquio-pulmonares (flemas, esputos), lacrimales (ojos), dérmicas (por
infecciones locales (granos, fístulas)),… pero NO el sudor (salvo
que sirva de diluyente o vehículo de otros fluidos, o
proceda de áreas infectadas o inflamadas, o transcurra por ellas) porque las glándulas sudoríparas están en la dermis aisladas
del torrente circulatorio linfo-sanguíneo.
Y tales accesiones no son frecuentes en deseables condiciones de higiene, excepto las salivares, y naso-oculares (moco y lágrimas) que con frecuencia no se respetan.
Y tales accesiones no son frecuentes en deseables condiciones de higiene, excepto las salivares, y naso-oculares (moco y lágrimas) que con frecuencia no se respetan.
Porque la saliva transmite casi todas
las enfermedades contagiosas (incluidas las venéreas, como la
sífilis, el sida, etc); y esto es algo que se menosprecia a la hora de morder o chupar entre varios un mismo dulce o helado, o beber del mismo vaso
(porque aunque un patógeno no sobreviva en el agua, sí lo hace brevemente en
los restos de saliva que unos y
otros dejen, o en la cucharilla común que se utilice), o --mucho peor aún-- en el ‘morreo’ (besuqueos boca a boca) que por pasar el rato
hagan algunos.
Ya
el 18 de abril de 1977 la agencia Cifra, de noticias, distribuyó unas
advertencias nuestras que con acierto tituló “Un beso puede matar”
(más que evidente si con él se contagia la lepra (cuyo periodo de
incubación puede extender por cuarenta años), la meningitis (cuya bacteria es huésped naso-faríngeo latente en
más del 10% de la población que no manifiesta síntoma alguno, pero que puede
recobrar su mortal virulencia al cambiar de hospedante), o más recientemente el sida o el ébola…); y que por entonces cuantos pensaban aprovecharse de la demagogia a favor del mayor cachondeo, demostraron su completa
ignorancia en microbiología al chancearse
del aviso (olvidando que las
prostitutas tienen de siempre, por norma inveterada --citada por la película “Pretty
woman”, Julia Roberts y Richard Gere, 1990--, el jamás
besar en la boca).
Salvo
fallos higiénicos tan
frecuentes como éstas y otras, el ébola NO
se contagia por haber ido sentado en
un avión al lado de un infectado, ni --menos aún… si es que fuese posible
menos de cero--por haber utilizado el
mismo ascensor o la misma escalera…
salvo
que se hubiese orinado, defecado,
vomitado, escupido, sangrado, masturbado, moqueado, etc,, y se entrase en contacto ‘incisivo’ con esos
restos; restos, en cambio, la mar de verosímiles
(aun imperceptibles) si son de canes contagiados --por muy
guapitos que sean-- que correteen por aquí y por allá; o nubes de mosquitos que
piquen a sanos después que a infectados…
Y, por cierto: desde 1976 (en que se identificó el virus) hasta marzo de este año
se habían notificado unos 2.500 casos de ébola; de malaria mueren CADA día
en el mundo cerca de dos mil
personas; en Barcelona, un brote de legionella se ha llevado por delante
a una decena en una semana; y no
digamos en accidentes de carretera…
y todos siguen yendo y viniendo en coche.
Otra
cosa sería una variante mortal de gripe. Ahí sí que habría que cerrar fronteras. Trinidad Jiménez sufrió un amago y tuvo
suerte. Porque no se pueden poner trajes de buzo a toda la población. Con el ébola basta con ponérselos a tres o cuatro.
Prof. Dr. Fernando Enebral Casares
Ldo. en Ciencias Biológicas
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