Brasil no ganó a España sino la fortuna y el estadio
El resultado fue de 3-0 a favor de Brasil, pero... este equipo de fútbol, para ser estrictos, no ganó al de España, sino que fue, más bien, la fortuna y, sobre todo, la afición basileira que atronó el estadio de Maracaná. Porque el juego es el juego, y unas veces se decanta por un contendiente, y otras veces por el otro.
El primer gol brasileño fue ilegal: el jugador caído en el suleo retuvo el balón con el brazo y lo condujo hacia la zona de su pie, con el que finalmente golpeó.
El segundo gol fue una pifia de la defensa española, que 'se olvidó' de Neymar, al que sus compañeros, en vista de eso, le pasaron la pelota y fusiló a placer el chupinazo, incluso con un Casillas que... creyó que aquello se iba a ir alto...
Y el tercero, el esférico tropezó ligeramente en el talón de un defensa, de modo que varió así su trayectoria hasta dar en el palo --en vez de irse fuera-- y entró.
Lo dicho: el juego es el juego. Y si no interviene la fortuna, no sería juego.
Por su parte, España estaba marcando su gol cuando el defensa de 'la canarinha' llegó y
logró lo inverosímil: despejar ¡ por encima ! del larguero....
A lo cual hay que añadir que Sergio Ramos se olvidó de lo de tirar 'por el centro', y se le fue el penalty por el costado...
Todo ello, además, adobado estratétigamente con el minutaje: goles nada más comenzar, y a punto de terminar el primer tiempo; y luego, nada más reiniciarse el juego --repetimos: 'el juego'-- en la segunda parte..
Y como el juego es el juego, y los espectadores, con su continuo rugir, también 'juegan', pues... aunque Brasil no ganó a España, sino la fortuna y el griterío de los espectadores, lo cierto es que su victoria fue muy merecida.
(Fotografía tomada de la portada de "El País",y cuya Agencia y autor figuran a su pie, que escenifica perfectamente la desolación y la alegría simultáneas de ambos oponentes)
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