El recuerdo de Francisco de Asís se instala en el Vaticano con el 266 sucesor de Pedro
Jorge Mario Bergoglio, Cardenal argentino de 76 años, ha sido
elegido el 266º Papa
de la Iglesia Católica.
La aparición del nuevo Papa en el balcón el Vaticano ante la multitud
reunida en la Plaza de San Pedro, con
una sobriedad y austeridad estrictas,
admirables, ascéticas, sin aspaviento
alguno, con el recogimiento de quien se presenta como “Ecce homo”, “aquí estoy”
--ha dicho--, al servicio de todos, consciente
de la carga asumida, pidiendo la bendición de los asistentes a través de la
oración, ha sido un importante
testimonio plenamente confirmado por el nombre elegido: Francisco.
Porque San Francisco de Asís, que abrazó una vida
de absoluta pobreza ermitaña tras renunciar al patrimonio familiar que le
correspondía, quiso con ello dar testimonio
inequívoco en su día de rechazo a la
pompa y boato que invadía por entonces el papado, y predicó el amor universal identificándose como ‘hermano’ humilde de todas
las creaturas.
Por ello, saludamos con entusiasmo que Jorge Mario Bergoglio haya escogido el nombre papal de Francisco, sin duda recogiendo el
ejemplo de aquel nacido en Asís (Italia)
que tuvo la valentía de enfrentarse a las
ostentaciones de la época, y señaló el respeto a la naturaleza y el medio
ambiente como el camino a seguir por el hombre para alcanzar su auténtica y
permanente plenitud existencial.
Así pues, por este simbolismo de paz,
humildad, pobreza, amor universal y hasta
ecologismo profundo,
filosófico, que representa el nombre de Francisco inevitablemente asociado
al santo de Asís,
saludamos realmente emocionados y reafirmados en nuestra esperanza la
elección de este jesuita,
Arzobispo de Buenos Aires, para ocupar
la sede de San Pedro.
Es como un renacimiento del espíritu franciscano del que ya ha dejado profunda huella el Cardenal Bergoglio
en su país, donde
recuerdan emocionados que se trasladaba en ‘metro’ o ‘bus’ con la naturalidad de
quien se siente el primero “entre los servidores” del prójimo.
Incluso la blanca gaviota
que ha descansado más de media hora
posada sobre la chimenea que iba a anunciar el
“habemus papam” parece todo un símbolo de paz y concordia futura para los hombres, sus creencias, y su
devenir.
Prof.
Dr. Fernando Enebral Casares
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