El que sobra en el Real Madrid es Mourinho
Mourinho es un personaje altamente conflictivo. Allá donde va, siembra la discordia. Será porque sigue el criterio de que “a río revuelto, ganancia de pescadores”, o de que “divide, y vencerás”.
Efectivamente, su perfil
psicológico, abundantemente puesto de manifiesto en toda ocasión hasta para
el más lerdo, es el de un paranoide que resbala
incesantemente hacia lo social-
(o convivencial-) -mente peligroso. Porque tiene un desmedido afán de
protagonismo excluyente.
Si en tiempos del divertido comediógrafo Alfonso Paso hubiese existido la figura de este despótico
entrenador de fútbol que
cree, según aparenta, que ser un empleado ya le da derecho a desplazar a los
propietarios que le emplean y pasar él a ser el propietario feudal --timonel exclusivo--
que a todos
convierte en vasallos sumisos, habría sido seguro
que, en una de sus obras teatrales, ante un despistado que cuando le piden con
insistencia ‘¡ fuego ! " para el pitillo lo interpreta como que hay un incendio y
exclama: “ ¡los ingenieros primero, los ingenieros primero !”, seguro que habría convertido esta frase en un “ ¡Mourinho primero, Mourinho
primero !”…
Pues no. El que sobra en
el Real Madrid en estos momentos es
Mourinho. Su comportamiento con el legendario e
histórico (a pesar de su envidiable juventud) Íker Casillas resulta tan repugnante
que es la gota de agua --o más bien todo
un chorreón-- que rebosa el vaso.
¿Qué diría este ‘führer’ de pacotilla --o ‘líder’
que nada lidera sino sólo a sí mismo-- si, porque trabajando se rompiese una mano
(como le sucedió a Casillas), ya le tirasen al cubo de la basura... como él quiere
hacer con Íker? ¿Qué clase de ‘eutanasia
laboral’ es ésa?
Y ¿por qué? Sin duda porque, en su perfil psicológico, de pertinaz
autoidolatración
del becerro de oro en que se erige a sí mismo y con carácter rígidamente excluyente además,
no soporta que en este planeta pueda existir alguien que no se avenga a lo que
obsesivamente parece ambicionar y que viene a ser lo mismo que pedía el demonio
en la tentación del monte: que “postrándose todos ante él, le adoren”.
Lo cual vaya dicho también como advertencia a
Florentino Pérez (presidente
del Real Madrid) y a todos los socios de ese club:
ha llegado la hora de que Mourinho se marche con viento fresco, so pena de que
todos se conviertan en sus ‘hechizados’ esclavos…
¡No, Mourinho, no!: visto
lo visto, el único que ya sobra en el Real Madrid es usted.
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