Las listas bloqueadas dan pie a una disciplina de voto que degrada el Parlamento a mero Votamento y obliga a pactos de legislatura
Aparte de la disfunción que producen --o
que pueden producir-- las listas electorales cerradas y bloqueadas al deslizarse hacia el amiguismo y servilismo
a la hora de confeccionarlas, y el pernicioso
efecto que esto llevaría consigo de estar
promocionando para la función de gobierno a
mediocres y apocados, también arrastran el riesgo de listillos que pretendan hacer ‘la inversión’ de
encaramarse a los primeros puestos de
una lista para desde allí, y en vista de tener así ‘garantizado’ un escaño en
el Congreso, tener igual de aseguradas
unas ganancias casi ‘de
por vida’ con sólo calentar asiento, amén de poder concertarse con éstos y los otros para sacar adelante leyes --como reiteradamente nos
cuentas las películas-- que beneficien
a ‘grupos de presión’ que,
a su vez, ‘pagan’ generosamente esos ‘servicios’…
Por
ejemplo, mucho
nos tememos que esto YA ESTÉ sucediendo --aunque en el ámbito provincial--,
en relación con empresas que aspiran a sacarles los cuartos a los
pobretones y apaleados copropietarios de viviendas, a quienes, de un
tiempo a esta parte, se les persigue con nuevas
reglamentaciones que les ‘imponen’
obras --‘supuestas’ mejoras-- con las que dichas empresas hacen
su agosto al ‘encargarse’ de ejecutarlas de acuerdo con los administradores de
las fincas y con algún que otro avispado, y
forrarse todos.
Casos que serían
inviables con sólo que los que
encabezan las listas no pudiesen con eso ‘garantizar’ a los lobbies el que saldrán elegidos y
podrán luego dedicarse a ‘devolverles’
el favor (recordamos, v.gr., lo que hizo Zapatero con los bancos que habían
‘perdonado’ al PSOE 33 millones de euros).
En
este sentido, obligado es llamar la atención que el
candidato que se postule en las Cortes para
Presidente del Gobierno NO TIENE POR QUÉ ser OBLIGATORIAMENTE ‘cabeza de lista’ alguna, y ni tan
siquiera afiliado a partido o grupo alguno; sino que podría perfectamente ser sólo --y no es poco-- persona de conocida inteligencia, honestidad y aptitudes. (Es la condición
con la que, como ‘independiente’,
estuvimos conformes con el proyecto de encabezar por los años ochenta y tantos una
lista de partido importante en Madrid, y que luego, en alguna medida,
imitó el Sr. Aznar cuando fue presentado para análoga función con el único aparente
mérito de tener firmada por adelantado
una supuesta ‘carta de dimisión’
llegado el caso).
Aparte
de esto, es lo cierto que las listas cerradas y bloqueadas inducen a la gente
al nefasto error de creer que los
candidatos de los partidos sólo
representan a esos partidos, y no al conjunto de ciudadanos que es,
en cambio, lo que enseña doctrina superpacífica
--es decir, nunca controvertida-- de Teoría del Estado.
O sea: que los candidatos electos por Extremadura representan tanto a sus paisanos como --pongamos por caso-- a los catalanes (y viceversa) desde el instante
en que recojan su Acta de Diputados. (De ahí que es completamente
disparatado, y sólo producto de
la ignorancia más propia de guardería infantil que de Universidad alguna, el que
algún diputado viniere luego, por ejemplo, a jalear algún trámite ‘independentista’:
primero tendría que haber renunciado a su escaño).
Pero
es que también aquel tipo de listas
electorales corrompen el propio funcionamiento del
Parlamento.
Porque
es tal la ‘dependencia’ que han creado respecto de los ‘jefes’ que les designaron, que ya en el Congreso CARECEN
POR COMPLETO DE VOZ PROPIA, tal y
como evidencia la degradante ’norma’
de la ‘disciplina de voto’
(disciplina que hoy ni siquiera cabe que exista en un parvulario), con la que
el electo abjura de su inteligencia y se somete sin rechistar a lo que ‘le manden’… (Otra alarmante muestra
de que Hítler acecha desde todos los rincones…)
Es
lo que citaba con gracejo Alfonso Guerra con aquello de que “quien se mueva, no sale en la foto”.
¡Claro:
cómo va a moverse quien ha vendido ya la progenitura de su criterio por el
plato de lentejas del almuerzo en el Congreso!
Por
esta obvia razón resulta que el ‘Parlamento’ HA DEJADO DE SERLO, y se ha convertido en mero ‘Votamento’, sin
posibilidad alguna de intercambio de ideas razonadas; sino que cada cual está ya ‘PREDESTINADO’ en un único sentido…
Es
por esto por lo que se hacen entonces imprescindibles --que en otro caso NO lo
serían-- los llamados ‘pactos’ de legislatura (o ‘compromisos’ entre grupos
parlamentarios) que lo que acuerdan es compartir
su ‘disciplina
de voto’.
Pero
hay que decir con la mayor claridad que esto es tan contrario a la esencia misma del
régimen parlamentario (que se basa lógicamente en la más estricta
LIBERTAD DE VOTO, conforme corresponde a adultos y a ¡nada menos que!
‘REPRESENTANTES’ --que ni siquiera ‘mandatarios’-- y de ¡TODOS! los ciudadanos
--y no, de éste o aquel ‘grupito’--) que, en rigor, provocaría la NULIDAD RADICAL de TODO LO así ADOPTADO.
Y
no me vengan diciendo que en todo el mundo se hace lo mismo: porque eso no es
más que constatar que en todas partes cuecen habas y se han prostituido por el
ya citado plato de lentejas…
RESUMIENDO: las
listas electorales cerradas y bloqueadas crean un cordón umbilical
entre los electos y quienes allí les
plantaron que, entonces, se sienten ‘obligados’
a renunciar a su propio
discernimiento, y ‘obligados’
a secundar cuanto se les ‘ordene’.
Razón por la cual el Parlamento se
transmuta --como decimos-- en simple Votamento y todos los diputados se pondrían ir a su
casita porque con que los jefes de grupo retuviesen el ‘peso’ de votos que les hubiese correspondido en las Elecciones: ya
nadie tendría que estar allí ‘de florero’.
Y eso nos ahorraríamos.
De modo que bastaría con que los diputados electos se comportasen como
adultos y diesen la patada a la ‘disciplina de voto’, para que,
entonces, NINGUNA
NECESIDAD DE PACTOS DE LEGISLATURA habría
porque, para CADA ASUNTO, y en CADA MOMENTO, ¡CADA! diputado apoyaría la MEJOR razón expuesta ante
todos (que,
repetiremos: representan a ¡TODOS! los ciudadanos).
Así
pues, lo de las listas ‘cerradas y
bloqueadas’ supone un lastre muchísimo mayor de lo que cabría pensar a
primera vista.
Pero…
¿con qué las sustituimos? (Esa es otra cuestión…)
PD para Iglesias (que, por
cierto, ¡vaya nombrecito! para ser el suyo):
verá su señoría que hay ‘otras’ formas de ser ‘revolucionario’ sin necesidad de ‘tirarse a la calle’ o profanar capillas,
sino usando el cerebro.
Prof. Dr. Fernando Enebral Casares
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