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lunes, 8 de agosto de 2016

Saludamos a Barack Obama como mejor Presidente de los últimos nueve habidos en los Estados Unidos de América, y a Hillary Clinton como mejor esperanza para su cuadragésimo quinto










Ciertamente podemos decir que de los últimos cincuenta años de la Historia de los Estados Unidos de América, y de los nueve Presidentes que han tenido en este periodo, Barck Obama nos merece la mejor calificación respecto de sus ocho antecesores... ¡que hemos conocido! (no es que lo sepamos ‘de oídas’…).

Recordémoslos, en efecto, sumariamente.

El primero de estos últimos cincuenta años fue Lyndon B. Johnson (1963-69) , que accedió al cargo tras el confuso asesinato de John F. Kennedy, que se había dejado la piel a tiras para salir de la crisis de los misiles rusos instalados en Cuba.  Johnson capeó bien que mal la resaca que eso dejó y, sobre todo, la guerra de Vietnam, cuya firma de
paz --después de no haberse presentado a la reelección en 1968--  se produjo cinco días después de fallecido por infarto en enero de 1973. Se esforzó en sacar adelante diversos planes de ayuda social, como un seguro de salud para los ancianos y otro para los pobres, y de viviendas low cost, así como el del voto de afroamericanos , las no-discriminaciones a inmigrantes, y su Programa, en fin,  de ‘Guerra contra la pobreza’; pero aun así no logró escapar a los fantasmas de Dallas.    

Le siguió Richard Nixon (1969-74) que acabó su mandato por el  impeachment’  o condena judicial por el espionaje
que destapó el ‘caso Watergate’. De biografía un tanto embrollada, había sido Vicepresidente con Dwight David Eisenhower , General que dirigió el desembarco de americanos en Normandía durante la 2ª Guerra Mundial.

Tras la destitución de Nixon por el citado ‘impeachment’ , el ascenso de Gerald Ford (1974-1977) a la presidencia tampoco fue limpio. Spiro Agnew, el Vicepresidente que formó ticket (cartel electoral) con Richard  Nixon, fue instado por éste para que dimitiese; de modo que la vacante la ocupó a dedo’, sin votación popular para ello, Gerald, político de segunda fila que se oponía a todo lo que oliese a John Maynard Keynes, un economista partidario del endeudamiento público (por decirlo brevemente).
Y en efecto: cuando G. Ford asumió la Presidencia vacante por el enjuiciamiento ya dicho (segunda vez que Gerald ocupaba un cargo sin haber pasado por las urnas), la población se enfrentaba con problemas económicos que el nuevo Presidente desatendió, apuntándose, más que nada, a la coplilla de “¡que se mueran los feos,… que se mueran los… feos!”, y al dicho de  “a perro gordo, engordarle el rabo”.

Ni siquiera creemos que al llegar a Presidente acertase con indultar a su predecesor, ni en mantener al mismo  Secretado de Estado,  el metomentodo internacional Henry Kissinger, apodado cariñosamente por los servicios de inteligencia como ‘el gafe’ por su visita a Madrid el 18 de diciembre de 1973 (siendo Ford aún Vicepresidente de Nixon), sólo dos días antes del circense atentado que mató al Almirante Carrero Blanco, y que fue endosado a una  --por entonces--  poco conocida ETA que, tras éste ‘enviar el coche del Almirante hasta la azotea del vecino edificio’, cobró impulso. Al
menos Gerald Ford tuvo el detalle de venirse el 21 de diciembre al funeral del difunto, presidiendo la representación yanqui.

 Pero entre los suyos no parece que tuviese muchas simpatías. De modo que los electores sentaron después al ‘demócrata’ Jimmy Carter en el Despacho Oval (1977-81). Curiosamente, cuando todavía era Gobernador de Georgia en 1969, Carter avistó inequívocamente un ‘ovni’, según declaró; y prometió por eso revelar lo que lograse saber de ‘ovnis’ si llegaba a la Casa Blanca. Pero no lo hizo.

Lo que sí hizo fue esforzarse en pacificar el mundo; de modo que en 2002 le concedieron el Premio Nobel de la Paz, al igual que en 2009  --a poco de ser
Presidente--  se lo concedieron también al actual Barack Obama.

Para las siguientes elecciones presidenciales, Gerald Ford compitió con Ronald Reagan  --un actor  de reparto’  en viejas películas del Far West--  para la nominación como candidato a la Presidencia. Pero algunos vieron en esto solamente una maniobra para situar a George H.W. Bush (senior) como Vicepresidente de Reagan, sin duda por querer ‘la Trilateral’  arropar la rudeza mental de Ronald, y dando así la impresión de que aspiraban luego
a  ‘manejarle’. Así pareció, en efecto, corroborarlo el que su Secretario de Estado, el General Alexander Haig, se apresurase a declarar que ‘asumía el control’ cuando Reagan sufrió un atentado. Tal prisa le costó, claro,  a Haig su inmediato cese en cuanto Ronald  se recuperó del disparo. (Haig  ha fallecido en 2010, después que, en 2005, y tras haber transcurrido 31 años del Watergate, el ex-oficial del FBI Mark Felt  le identificó como el ‘garganta profunda’ que desató aquel escándalo y causó la destitución de Nixon).

Durante su Presidencia (1981-89) , Reagan logró concertar con Mijail Gorbachov la reducción substancial de armamento nuclear. Y con el desarrollo de misiles interceptores consiguió, de hecho, el final de la ‘Guerra Fría”.

Le siguió en el cargo  su Vicepresidente, George Herbert Walker Bush ‘senior’ (1989-93), que anteriormente había sido Director de la CIA y conocía todos los ‘secretos’ del Estado. Razón por la cual,
sin duda, su mandato transcurrió en ‘elegida’ (prudente) discreción, producto de saber  ‘demasiado’  del enorme poder nacional e internacional que el Presidente de los EE.UU. ostenta. A los diez meses de haber tomado posesión, el ‘Muro de Berlín’ fue derruido, y se consolidó así la distensión pactada por su predecesor con Gorbachov, hombre providencial para la paz mundial donde los haya (y es justo así pregonarlo). La propia Unión Soviética se descompuso dos años más tarde, con el Golpe de Estado que unos ambiciosos bastante irresponsables (como se comprobó luego) le dieron a Mijail, y que éste, derrochando honor y prudencia, asumió.

Añadiremos  --para que no quede ni la menor duda al respecto--  que compartimos plenamente con Gorbachov las dos ideas ejes de su planeamiento político: hacia afuera, la convicción  --que es irrebatible evidencia--  de que el PROGRESO global de la Humanidad sólo será posible mediante la sincera COMPLEMENTACIÓN: esa INTERDEPENDENCIA que proclamaba Mijail, y que es fundamento y expresión de la ECOLOGÍA también GLOBAL que nosotros siempre hemos propuesto. Y la NECESIDAD  --por honor y pundonor--  de una completa TRANSPARENCIA  (la glasnost) en el quehacer político, con LA VERDAD, toda la verdad y sólo la verdad, SIEMPRE POR DELANTE.

George Bush ‘padre’ fue relevado por Bill (William Jefferson) Clinton (1993-2001), con gran equipaje intelectual que desde la Universidad compartió con quien fue su esposa, Hillary Diane Rodham. Comenzó su mandato con mucho ímpetu y éxito, consiguiendo que Isaac Rabin (israelí) y Yasser Arafat (líder de la Organización para la Liberación de Palestina, y del autoproclamado  Estado Palestino) firmasen en septiembre de 1993 unos Acuerdos (llamados ‘de Oslo’) sentando las bases para la pacificación en la zona, y por los que ambos merecieron el Premio Nobel de la Paz, aunque a Rabin le costó la vida a manos de un ultra judío. Las negociaciones de paz se dilataron  --conforme estaba previsto--  más de un lustro, siempre bajo los auspicios de Clinton; que también remató  el Acuerdo de Libre Comercio entre EE.UU., Canadá, Méjico  y  Chile.

En definitiva, su periodo presidencial fue bonancible y, por tanto, muelle. Quizá esto indujo a una suerte de relajación que, en su segundo mandato, derivó al ‘caso Lewinsky’ que, con bobadas como hacer esperar varias horas a Arafat en los jardines mientras él ‘atendía’ a Mónica  --su becaria ‘predilecta’--, acabó revirtiendo la imagen de su octenio.

Estando en éstas, accedió a la Casa Blanca George Walker Bush jr. (2001-09), vástago de George Herbert W. Bush sr., que no empezó con buen pie cuando cerró los ojos ante el evidente ‘cambio climático’ del que había que ocuparse prioritariamente. Y en seguida comenzaron a ‘crecerle los enanos’ (llegarle complicaciones) por doquier, como las ínfulas de Sadam Hussein, el colapso de las Torres Gemelas chocadas por aviones de línea, y hasta el huracán Katrina. Y al ‘pobre chico’, confortable ‘hijo de papá’ de toda la vida, se le hicieron los dedos huéspedes y le cundió la alarma…

No vamos a entrar en la polémica de decisiones concretas que pudieron adoptarse. Pero es de justicia apuntar que hubo base suficiente para esa alarma de posibles armas de destrucción masiva y otras lindezas. Bush sr. fue Director de la CIA, pero Bush jr. nunca lo fue, y no se le puede inculpar de que ‘otros’ le susurrasen datos quizá inexactos… Cuestión aparte es cómo gestionase el ‘post-parto’; aunque también en esto las críticas habría que repartirlas entre subordinados que, a lo que parece, no merecían los puestos…

Lo que tenemos claro  --y así lo hemos señalado desde siempre--  es que quienes critican por intereses bastardos y muy ‘personales’  lo que otros hacen, pueden llegar a tener incluso  mucha más  responsabilidad  que  ‘esos otros’  por las consecuencias que quepa que se deriven… por haberse dedicado a  azuzar  --incluso insistentemente--  a personas fácilmente  ‘enloquecibles’. Azuzar a las turbas…, sólo en casos ‘muy-muy’ extremos, y siempre cuando resulte ‘muy-muy’ imprescindible…. Porque las turbas se sabe cómo empiezan; pero no cómo terminan…  Y no se puede pecar en esto de irresponsable. (Por ejemplo, ya veremos cómo acaba en Turquía lo de Endorgan).

Todo lo cual quede dicho para que se vea HASTA QUÉ ENORME PUNTO ES COMPLICADO ejercer la Presidencia de los EE.UU de América. Y que DE NINGÚN MODO el asunto puede encargarse ALEGREMENTE al primer charlatán con que nos topemos… incluso ¡por muy bien que nos suene su sonsonete!

Nosotros mismos, cuando concurrió de candidato, a Barck Obama hace ocho años también le dirigimos una severa admonición: véase en


 Y precisamente por esto es por lo que ahora  creemos tener autoridad moral suficiente para dedicarle  -- tal como comenzábamos--  un saludo y un reconocimiento público muy sincero y agradecido de aplauso. Por entender, OBJETIVAMENTE, que ha sido EL MEJOR Presidente de los últimos cincuenta años: prudente, comedido, diligente, eficiente, ¡inteligente, vaya!.

Del mismo modo que, visto lo visto, y conocido el apretado trayecto profesional recorrido por Hillary Rodham Clinton, e incluso valorando la especial sensatez y acierto que adorna a las féminas que son inteligentes; y teniendo en cuenta los difíciles momentos por los que atraviesa éste nuestro pequeño  --¡y único!--  planeta… ¡que tenemos que compartir sí o sí, y conservar!,… ; también podemos afirmar, con probable margen muy escaso de error, que esta dama –que ya frisa los 70; es decir: que es ahora cuando está en mayor plenitud de agilidad y de capacidad intelectual gracias a la enormidad de experiencia acumulada, francamente no nos cabe imaginar persona más adecuada que ella para asumir la Presidencia de ese fundamental país.

Dr. Fernando Enebral Casares


Ilustraciones
Obama - Hillary
Lindon B Johnson jura el cargo
Richard Nixon
Gerald Ford
atentado a Carrero Blanco
Jimmy Carter
ovni como el visto por Carter
Reagan instante antes de ser herido
Reagan - Gorbachov
George Bush sr
Isaac Rabin - Yasser Arafat, con Clinton
Bill Clinton - Lewinsky
atentado contra las Torres Gemelas
George Bush jr, mal informado
facsímil de publicación del 3 nov 2008
Hillary Rodham Clinton




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