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lunes, 8 de febrero de 2016

Hítler entre nosotros aún vive encarnado en quienes reproducen sus terribles vicios paranoicos que estremecieron al mundo y le dejaron la amenaza de un holocausto nuclear (II)




2ª parte. - Síntomas psicopáticos en el comportamiento de Hítler


(Aviso: el contenido y título de esta entrada se han variado algo y ya revisados aparecen nuevamente en el día 11 de febrero)
 
Respecto de la somera descripción de expresiones o delirios de PARANOIA y aun de ESQUIZOFRENIA PARANOIDE que hicimos en la anterior anotación de este blog, ensayemos ahora establecer la asombrosa concordancia entre lo dicho, y el comportamiento que notoriamente desplegó Adolfo Hítler, sobre todo en los últimos años previos a suicidarse.

En primer término cabe preguntarse si Adolfo incurría en síntomas de PARANOIA o de ESQUIZOFRENIA PARANOIDE.  Pues bien: ante esta interrogante hay que decantarse claramente por la primera opción.

 ¿Por qué? Pues porque, como ya dijimos la vez pasada, la ESQUIZOFRENIA presupone la incapacidad radical del paciente para ‘relacionarse’ (interactuar) con su entorno. Verbigracia, el niño autista (encerrado hermético en sí mismo), o el catatónico que, a fuerza de no poder incidir en su derredor ni captar su realidad, llega incluso a ¡ni siquiera ! su cerebro percibir la postura en que está su propio cuerpo ni poder ‘ordenarle’ variarla, permaneciendo durante horas inmóvil… aun cuando estuviese en una suerte de ‘pirueta’.  Y este ‘vacío’ de intercambio (percepción-respuesta) con el exterior es lo que el esquizofrénico lo ‘llena’ (sustituye) con su ‘propio mundo interior’ de imaginaciones (de su vagar por el País de las Maravillas de Alicia o, más bien, de él mismo).

Obviamente Hítler no presentaba esta sintomatología. Por tanto, su dolencia sólo podía ser PARANOICA. Y efectivamente parece que lo era. Y grave.

Miren ustedes: cuando se intenta hablar con un esquizofrénico, el problema es lograr ‘retenerle’ atrapada su atención en lo que decimos: porque más allá de que atienda a dos palabras nuestras seguidas, es difícil. En seguida cae en sus propios pensamientos, y ya de nada se entera.

Con el paranoico, es distinto. Aquí lo que sucede es que sólo atiende, y con entusiasmo, si le hablamos de la (en femenino) tema que constituye su ámbito del DELIRIO. Si éste es ‘DE REIVINDICACIÓN’, ya le podemos decir maravillas sobre lo que sea que, como no sea sobre cómo puede recuperar su ‘posición social’ --prestigio, protagonismo, apoyo a sus proyectos personales, sumisión a sus mandatos, etc.--, ‘desconecta’ y se vuelve completamente sordo: es que ni se entera de nuestras palabras. Está exclusivamente ‘a lo suyo’, y es ‘imposible’ que admita que exista algo más y algo distinto de lo que él piensa. La realidad del mundo comienza y acaba en los lindes que da de sí su obsesión. Todo lo demás está ‘borrado’. No se entera porque ‘no le da la gana’ de enterarse.  Tiene un ‘rechazo fóbico’, inexpugnable, a ‘todo lo demás’.



¿Cuál recuerdan ustedes que era la actitud de Hítler? Obviamente, esta última. Y hasta el extremo de mandar fusilar a quien le ‘distrajese’ de lo que a él se le había ocurrido o se le estaba ocurriendo… IMPOSIBLE EL DIÁLOGO.  Sólo, y siempre, el soliloquio. Los demás, sólo como parvulitos que manoteasen con entusiasmo  ante el guiñol en el que Adolfo era el autor y el actor y todos los personajes con todos los garrotazos que quisiera que se propinasen entre ellos. SIN ESCAPATORIA. Sin remedio.

Con una curiosa característica además: que la tema del delirio actúa como ‘agujero negro’ astronómico, que todo lo absorbe para, con todo, seguir ‘engordando’… Es lo que llamaríamos sucesivas capas de ‘racionalizaciones’ (justificaciones, argumentaciones) con las que se arropa más y más la idea fija, obsesiva.

Y es aquí --y es el modo-- dónde, y cómo, se incluye la concomitancia inextricable (indesleíble, inseparable) DEL --por ejemplo-- DELIRIO ‘DE REIVINDICACIÓN’ (en su acepción o aspecto de FANATISMO POLÍTICO, porque  lo que se está ‘REIVINDICANDO’ es el que todos han de acatarlo) CON OTROS, igualmente propios, de la paranoia:

-- con EL ‘DE GRANDEZA’, porque el paranoico ES EL QUE ESTÁ en condiciones, Y REÚNE las especiales cualidades excepcionales, que la ‘reivindicación’ requiere,

-- con EL ‘MESIÁNICO’, porque si él es el más apropiado (y --además-- exclusivo y excluyente de otros), es obvio que “ES QUE ES el encargado POR LOS DIOSES del Olimpo” de llevar a cabo ‘LA MISIÓN’,

-- con EL ‘DE PERSECUCIÓN’, porque estima esperable que todos se confabulen para impedirle el éxito de tamaña  ‘EMPRESA HISTÓRICA’,

-- con EL ‘DE AUTODEFENSA FÓBICA’, por el que se INVISTE, a tan único ‘salvador del mundo’, del derecho, del deber, y de los poderes necesarios PARA ‘ANIQUILAR’ a todos los que, conjurados o aislados, se le opongan,

-- y con EL DELIRIO, también, DE ‘REHACER LA HISTORIA’ y de ‘REINTERPRETAR EL PRESENTE’ de conformidad y en coherencia con la misión global asumida; y señaladamente MEDIANTE una estrategia --que, por lo demás, todos los humanos hacemos a veces respecto de lo que nos resulta incómodo acordarnos-- denominada en psiquiatría como de ‘LAGUNAS DE MEMORIA’, ES DECIR, estrategia de ‘BORRADO SELECTIVO’ de aquéllos episodios en que mejor hubiera sido que no hubiésemos intervenido,

-- PARA todo lo cual, en definitiva, y como bandera con la que ENARDECER a los seguidores y lograr la más RÁPIDA EXPANSIÓN proselitista de la empresa mesiánica, HAY QUE ‘INVENTARSE ENEMIGOS contra los que luchar encarnizadamente:  A QUIENES ATRIBUIR Y EN QUIENES CONCRETAR TODOS LOS MALES que hay que remediar y todos  los obstáculos QUE hay que ELIMINAR.

Todo lo cual se daba puntualmente --como fácilmente se recordará-- en la figura y comportamientos asumidos por ‘EL FÜHRER’, que SE ‘INVENTÓ’ EL ENEMIGO universal DE ‘LOS JUDÍOS’  que ‘EXTERMINAR’ en aras de la ‘MISIÓN HISTÓRICA’ DE la ‘pureza étnica’ y supremacía de LA RAZA ARIA; ‘REINTERPRETANDO’ la Historia del Reich (Imperio) alemán; ‘RETORCIENDO’ LA REALIDAD bélica cuando la iba perdiendo y a la que arrastró a millones de personas; IMPONIENDO brutal control y represión --arbitraria, sin ley-- mediante LAS SCHUTZSTAFFEL (las SS); exigiendo el MANDO ÚNICO Y PODER ABSOLUTO sobre toda la población; pretendiendo EXPANDIR SU DOMINIO al resto del universo  (pues se sospecha que se tenía por ‘elegido’ hasta para tratar con extraterrestres); …E INCLUSO sufría de ‘DELIRIO HIPOCONDRÍACO’ (en la frontera con la esquizofrenia, por cierto), que le hacía tener a ‘su’ médico siempre a su lado y estar inflado a drogas… bastante pedestres, según se cree.

ÉSTA ERA LA AUTÉNTICA ‘REALIDAD’ de ese INDIVIDUO que, de joven, era más bien enclenque y menospreciado, recordaba a ‘Charlot’, las pasó con mucho susto en la Primera Guerra Mundial, y del que nunca llegó a saberse bien si era un depravado congénito o psicogénico.

Pero lo malo del caso es --como diremos en el próximo apunte-- que corremos el riesgo de volver a vivir EPISODIOS HITLERIANOS si no estamos alertas contra algunos políticos que muestran modales aproximados a los arriba descritos. Lo cual puede ser ciertamente grave.


Dr. Fernando Enebral Casares





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