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miércoles, 18 de mayo de 2011

Strauss-Kahn: ¿premeditación, alevosía, abuso?


Nada proclives somos a secundar denuncias sensacionalistas. Pero el caso de Strauss-Kahn tampoco merece pasarlo por alto, dado que se trata de un señor supermillonario que ha conseguido una posición internacional de dominio gracias a colgarse la etiqueta de ‘socialista’ para engañar a la gente y contar con el cobijo de grupos más o menos ‘secretos’ y ú o más o menos ‘racistas y sectarios’… Lo cual confiere una perspectiva y dimensión especiales.


Pues bien: las circunstancias en que se produjeron los hechos parecen apuntar a que el comportamiento de ese señor pudo ser premeditado y ejercido con alevosía y abuso de situación dominante.


En efecto: todos sabemos que la costumbre hotelera es que se dejen totalmente libres las habitaciones a las doce horas del día de la marcha, precisamente porque a esa hora es cuando ‘entran’ los posibles nuevos hospedados y los servicios de limpieza tienen que acondicionar con urgencia los aposentos para el nuevo inquilino. Por tanto, Strauss-Kahn debía estar ya plenamente ausente de la ‘suite’ (todo un ‘apartamento’) a esa hora de las doce de mediodía, y la camarera actuaba con buen criterio entrando en la creencia de que el alojamiento estaba completamente vacío y debía apresurarse en asearlo y remozarlo, sobre todo teniendo en cuenta las enormes dimensiones de las estancias.


¿Sabía esto Strauss-Kahn y, exactamente por ello, se ‘apostó’ desnudo en el baño esperando que entrase la trabajadora para salir y sorprenderla? ¿Contaba este señor con que, con su ‘status’ social, una ‘vulgar’ subsahariana no iba a resistirse violentamente pidiendo a gritos socorro y armando un escándalo? ¿Pensaba que, jugando con el factor sorpresa, la indefensión de la empleada iba a ser insuperable, hasta el punto de poder así alegar luego, en disculpa de violentarla, y como parece que ahora pretende aducir, que ella ‘había consentido’?


De ser así, ese individuo merecería tenerse por realmente execrable y, en consecuencia, digno del mayor de los desprecios. Aunque sea judío. Aunque sea multimillonario. Aunque sea quien maneja el dinero mundial, Aunque se haya colgado la etiqueta de ‘socialista’ para usar cochazos tremendos y gozar de lujos increíbles.


Porque, de haber actuado con tan repugnante premeditación, alevosía, y abuso de poder, lo que ha venido a demostrar es que sólo sabe comportarse como un imbécil cuyo cerebro le ha migrado a los testículos… Y si éstos son los que manejan el mundo,… ¡un cohete para Marte, por favor!


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