Hemos estado un viernes a las seis de la tarde en un mercado de barrio. En vísperas de fin de semana, y por la tarde, estos mercados de

alimentación suelen estar muy concurridos. Sin embargo,
vean ustedes las fotos que hemos tomado y adjuntamos aquí:
completamente ¡desierto! Más aún, y como se aprecia, más del
60 ó 70% de los puestos de la plaza estaban cerrados. Han ido cerrándolos progresivamente. Desistiendo de mantenerlos abiertos cuando nadie compra.
Porque, con Zapatero, se pasa hoy día auténtica
hambre física en España.
En este sentido, la adjunta información de prensa sobre el
menor consumo de comida de los españoles nos parece muy
dulcificada.
El descenso es muy acusado.
La inmediata consecuencia de que la gente de los barrios no tenga dinero para comer, y
no compre alimentos, es que los precios de éstos tienen forzosamente que subir, en vista de las escasísimas ventas de los productos que, además, son perecederos. Lo que significa que
el tendero, para mantener

abierto el puesto,
tiene que comprar género cada día en el mercado de abastos; pero si luego no le da pronto salida, simplemente tiene que tirarlo a la basura: ha perdido completamente el dinero que invirtió en comprarlo
para poder exponerlo --como en una de las fotos se ve que hace un operario-- en los correspondientes estantes.
Pérdidas que obviamente
tendrá que enjugar subiendo considerablemente
los precios de lo poquísimo que le compren. Incluso
aun a riesgo de, con ello, vender aún menos y
tener que tirar aún
más productos.
El resultado se está comprobando: el índice de precios al consumo (IPC) está últimamente creciendo con rapidez, e impulsado, precisamente, por el sector de la alimentación. Tal como se muestra en otro recorte de prensa.
No es de extrañar que, en este escenario de profunda recesión y consiguiente inflación en el que nos ha metido el actual
Gobierno --más bien
‘desgobierno’-- del partido ‘socialista’ --¡menudo
‘socialismo’ el del
PSOE, que se aúpa a costa de provocar hambre física en España!--, y
con el consiguiente
paro exorbitante
de cinco millones de trabajadores --¡menudo partido
‘obrero’ el mal llamado
PSOE, de
Zapatero y compañía!--,
la gente tenga que dejar de comer.Lo cual, por cierto, y
por ironizar con humor negro, quizá le venga bien y llene de esperanza a las arcas del dilapidador Estado: pensando que, si no comen, morirán más ciudadanos y más pronto: y entonces,
con semejante ‘muerte rápida’, poder quizá ahorrarse un buen pellizco en

subsidios, pensiones, Seguridad Social, y hasta enseñanza primaria porque… ¿quién tendrá hijos que no va a poder alimentar?.
Y ¿será también por esto por lo que el
PSOE pone tanto énfasis en el aborto y la mal llamada
‘muerte digna’ que es el eufemismo con el que algunos, al parecer, aspiran a poder
‘liquidar’ a la primera de cambio a los ancianos y los enfermos?
Pues
siguiendo con la ironía, tampoco habría de extrañar que en un futuro próximo, de seguir
Zapatero, le viéramos sustituir en la Cartera de
Sanidad a
Pajín, sin duda experta en ‘la buena vida’, por el
Dr. Montes, no menos experto, sin duda, en ‘la buena muerte’, puesto que es presidente de una asociación para
‘la muerte digna’ y saltó a la fama mediática, y colegimos que al aprecio del
PSOE, por aquella serie de sedaciones en Leganés.
Lo malo es que una
‘muerte rápida’ se nos antoja, más bien, una
‘muerte indigna’…, salvo mejor opinión, claro, de algunos del Tribunal Constitucional, desde luego…
Etiquetas: mercados barrio desiertos puestos cerrados paro recesión desgobierno socialista hambre inflación indigna digna muerte rápida sedaciones
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