Desastroso Concierto 2014 de Año Nuevo degradado a payasada circense
El Concierto de este año en Viena parece que ha marcado el
principio del fin de una noble tradición artística y cultural, ante la
degradación que sufre de los valores musicales desplazados por el tono de
payasada circense en que está cayendo.
El timbre de la orquesta sonó en la difusión por Eurovisión --no sabemos si por culpa del realizador, que
no acertó en manejar la mesa de mezclas e intensidades-- verdaderamente desastroso. Apagado, como si todos los instrumentos
actuasen con sordina. Desvaído, desdibujado en el traspaso de melodías entre
los profesores de la orquesta. Sin ritmo, sin brillo.
En suma: capaz de aburrir al más pintado rebaño de ovejas.
En cambio, y como es frecuente, las escenas de ballet que
las televisión nos servía (y que, obviamente, quedaban ocultas para los ‘oyentes’),
salvaban la retransmisión. Hasta el punto que, en un desesperado intento de despertar
al público y animar los aplausos (especial y notoriamente desganados durante
todo el acto), llevaron a la sala, finalmente, a una pareja de baile para
escenificar el vals…
¡Patético! Un auditorio de música no es un teatro de danza.
Habrá que ir pensando, entonces, en cambiar la sede del Concierto
de Año Nuevo y llevarla a algún coliseo de Ópera. A ver si así la estética
visual tapa la payasa degradación
musical.
Lo sentimos.
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