El gran submarino Gallardón

Alberto Ruiz-Gallardón es un personaje digno de estudio. Creció bajo el paraguas de su padre, D. José María, un buen hombre y gran jurista; pero con el lastre de un hermano... digamos que... 'enfermo' por propia voluntad (o más bien, falta de voluntad...). Ambas circunstancias hicieron de él un obseso de la autoafirmación, de demostrar que podía ser brillante y admirado,... Es decir: un enfermo también, pero de ambición. Es frecuente entre los mediocres que se arriman a la política para ver si medran a base de bailar el agua a 'poderosos'. Y Gallardón quiso pronto ejercer de poderoso: al ser nombrado prematuramente Secretario General a la sombra del embajador Fraga, ofrecía labrar felices futuros a quienes se sometiesen ciegamente a su cargo recién estrenado... Parecía con... algo así como... ínfulas bolivarianas, como Hugo Chávez: aspirando a escalar hasta la Presidencia de una nueva República española...

Supuesto el acierto de este diagnóstico, ya no extrañan varias anécdotas. Por ejemplo, el que esté preparando una suerte de plaza de Tiananmen particular para el PSOE, en la madrileña Plaza del Callao pelada y adoquinada en toda su extensión, casualmente enfrente de la nueva sede de quienes se llaman (aunque no lo sean) socialistas: como brindándoles el lugar y la oportunidad para que, mediante otra revuelta popular como la del 14 de abril de 1931 (quizá porque ganasen, por fin, el distrito de Madrid en alguna elección local, como entonces), logren implantar la nueva República bolivariana a la española en la que, prosiguiendo sus tejemanejes, hacerse finalmente con su ansiada presidencia...

O que tenga escuderos a quienes lanzar contra la Presidencia de la Comunidad madrileña, celoso (o simplemente envidioso) del buen hacer de ésta y de la cariñosa popularidad que se ha granjeado. Gallardón, en cambio, sólo ha sabido hacer el farónico túnel de la M-30 para poder poner multas al limitar allí la velocidad hasta obligar a los motores a ir acelerados pero en una marcha (de la caja de cambios) corta... para no pasarse de rapidez... Lo vendió como 'defensa del medio ambiente' cuando es más cierto que, obligando a ir con el motor revolucionado en marchas cortas, se consume más combustible y se contamina más; contaminación que no sólo se respira dentro del túnel, sino que termina saliendo a la superficie y, encima, por puntos concentrados... (Téngase en cuenta que el túnel no cuenta con 'depuradoras' de gases; de modo que toda la contaminación que se produce en él acaba saliendo al exterior; pero con el agravante de ser mayor y de diluirse peor).

La guinda que colma este pastel la ha puesto el escudero de Gallardón usando al periódico masónico por excelencia (y psoísta por obediencia a las logias y por ver si, con una República bolivariana, éstas conquistan mayores cotas de poderío económico, aunque fuese a costa de miles o millones de trabajadores depauperados --no hay mayor capitalismo puro y duro que la masonería--...), "El País", para fingir o propalar disputas entre Gallardón y otros.

Semejante periódico se ha apresurado a echar la leña al fuego que con tanta impaciencia esperaba azuzar; porque parece claro que, mientras presida la Comunidad de Madrid Dª Esperanza Aguirre, la plaza de Tiananmen psoísta se iba a quedar sin estrenar... Y, por eso, han publicado hoy un 'suplemento' con el que incitan a Rajoy a castigar a Aguirre, en vez hacerlo con Gallardón, inspirador del actuar de su escudero. Porque parece como si el alcalde fuese el gran submarino (torpedo o tiburón) con que cuenta el PSOE en su afán de futuro bolivariano...

Y ya se sabe que hay políticos cuyo mayor mérito para ascender es el que, en su currículo, figuren demostradas estas dos cualidades: ignorante e idiota. ¡Dios nos valga! (que diría Santiago Carrillo...)