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Reflexiones pluridisciplinares sobre la actualidad reseñada en los medios de comunicación

sábado, 2 de noviembre de 2013

Obama espía a Merkel, al Vaticano, y a otros. A mí me han espiado todos siempre y tal vez gracias a eso el mundo puede que haya sido algo mejor







El Profesor Doctor de la UCM y de la UPM, Fernando Enebral Casares, nos envía el siguiente escrito, con el ruego de su publicación si nos pareciese oportuno. Y nos lo parece.

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No entendemos bien el alboroto orquestado alrededor de un tal Snowden y sus revelaciones con las que demuestra que, cuando menos, es de igual catadura de aquéllos a quienes ‘denuncia’: traiciona la confianza de los que creían en su honor.

Los gobernantes de hecho y de derecho en el mundo, es decir, los dirigentes económico-empresariales y los políticos (que se dicenelegidos’ en unas votaciones supuestamente libres aunque con frecuencia sean resultado de un ruin lavado de cerebro de los pueblos incluso durante muchos-muchos años --véase, v.gr., la cohorte de los señores Pujol,  Mas y Roca en Cataluña, que mienten sobre la Historia desde hace decenas de años para optar así a ‘coronarse reyezuelos’ de una ínsula barataria aislada de Europa y enteramente arruinada--), tienen que comportarse de un modo absoluta y verazmente transparente en todo su quehacer (cf. art. 11.3 TUE --Tratado Unión Europea--), no sólo por deber de respeto hacia los desfavorecidos, sino para que éstos puedan, en justicia, vigilar y reclamar a aquéllos.

De aquí que lo más pernicioso social, política y económicamente hablando sean las organizaciones secretas, como la masonería en todas sus modalidades, que actúan rígidamente obedientes --esclavas-- a ‘compromisos de Logia’, sobre los que guardan celoso y ‘cómplice’ secreto. Sin duda por eso la Constitución Española las prohíbe explícitamente (art. 22.5) y, la Unión Europea, indirecta pero indudablemente en su art. 17.3 TUE al exigir a los miembros de la Comisión “plenas garantías de independencia” que obviamente no se dan en quienes están maniatados por sus lazos secretos.

Por tanto, nos sorprende que ahora la Sra. Merkel o su antiguo acólito el Sr Trichet pudieran salirnos con ridículas pudibundeces de “¡ay, qué horror: que me han espiado!”, cuando el derecho al secreto de nuestras comunicaciones decae ipso facto desde el momento en que se invade la esfera pública e incide en millones de ciudadanos que, entonces, son los que no sólo ‘pueden’ sino que hasta tienen ‘derecho’ a enterarse de cuanto dicen y hacen los que --como los citados-- después les arruinan  la vida causando la mayor recesión de la Historia humana…

Merkel, Hollande, Berslusconi,  o Ben Laden; o Zapatero, C-Rovira, Rubalcaba, o Mas; no son ciudadanos privados sino públicos, y todos --incluido Obama y otros-- tenemos derecho a conocer sus trapicheos.

A mí sin ir más lejos, todos y siempre me han espiado cuanto escribo, converso, ideo, propongo, aconsejo o pienso. Antaño, por mis comparecencias en política durante los 70 y 80; y hogaño quizá, por mi doble condición de intelectual y periodista hipercrítico de la actualidad, y docente y discente sempiterno… Y nada me ha importado. Es más: a veces pienso, con optimismo, que tal vez por espiarme el mundo haya llegado o llegue a ser --ojalá-- un poquillo mejor… Por ejemplo, por mis avisos y doctrina de los años 70, sobre ecología y cambio climático (que me plagió Al Gore); o por mis advertencias sobre Economía (que se han cumplido puntual y rotundas, aunque el Nobel se lo den a los que incitaban la recesión para ‘sanear’ a los banqueros); o con la fórmula de transición española; o con mis apuntes sobre drogadicción u oncología; o… con las mil pequeñeces cotidianas para gentes necesitadas

Quienes nada tienen que ocultar, nada temen que les descubran.

Prof. Dr. Fernando Enebral Casares



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